domingo, junio 22, 2008

Diario del Cinecampus: material reencontrado


Querido diario:
Aprovecho la soledad de esta mañana de domingo en La Barricuda para escribir esta entrada. Lo de la "soledad" es en realidad un amable reproche velado al resto de componentes de Aventuras Visuales, profes, alumnos y quien se quiera dar por aludido. Estamos a una menos semana de la Premiere, hay mucho que hacer, que anunciar, que editar... y aunque ya sé que es domingo, aquí debería haber más gente currando además de éste que escribe. Aunque ellos se lo pierden. El sol solo entra por la puerta de nuestro local un rato cada mañana, y dentro de nada se irá. Qué mejor que aprovechar su luz para escribir sobre el Cinecampus.

Bueno, a lo que iba. Una de los grandes desafíos del Cinecampus es poder gestionar la gran cantidad de material que se genera en los pocos días en que se genera. Se hacen miles de fotos, se graban horas y horas de vídeo, hay cortos, makin-off, tomas falsas, piezas y spots improvisados, ideas que nunca llegan a forma de guión y, como en el caso que nos ocupa, un montaje fotográfico que lleva en un cajón digital casi un año.

Supongo que este verano tampoco podremos gestionar todo el material que se genere. Me conformaré con tener los cortometrajes acabados, y algo de makin off montado ya sea con vídeo o con nuestros tradicionales diaporamas.

En todo caso, espero que la cantidad de material que generemos no disminuya ni un ápice. Es síntoma de salud creativa, técnica y - en algunos casos - organizativa. Y además proporciona sorpresas como la de haber encontrado la imagen que abre esta entrada del diario.

Lo que veis es una obra de Carlos Padial, nuestro fotógrafo, photoshopero, y creador del Taller de Psicodelia Aplicada (que por cierto, nació en un fin de semana en Asturias hace ya año y medio, preparando spots del 1er Cinecampus).

Para mi es una muestra de lo que el Cinecampus le hace a la realidad. Lo fotografiado es un bar de carretera en Adanero. Y, como todos los bares de carretera, es un lugar demasiado real, rodeado de asfalto, páramos, la tierra del parking, y una gasolinera que hay al lado. Y en días de mucho tráfico, más coches de los que pueden aparcar, y más gente de la que pueden atender a la vez, siempre con la banda sonora de los motores zumbando en la autovía de la que vive.

¿Quién diría todo esto viendo este retoque? Carlos lo convierte en un lugar en el que apetece hasta parar. Un lugar que a primera vista, antes de fijarse en los detalles, podría estar en California, en Ibiza, o en cualquier lugar con una playa cerca y Nina Simone sonando en una vieja jukebox "Rockola".

Y sí que fue un lugar en el que parar el convoy del Cinecampus para no perdernos, tomar algo contra el sofocante calor, y continuar hacia el fresco, verde y prometedor norte.

Espero que este año repitamos esa parada, y que haya alguien haciendo fotos, o vídeo, o retratos a carboncillo.

Me voy a colgar carteles.

Barricuda Dad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando el calor aprieta no se me ocurre mejor lugar que uno bien verde, ni mejor actividad que un kinocampus para refrescarse las ideas y una misma de paso...
No es por el calorcete pero justamente el próximo fin de semana me voy a mi tierra así que me perderé ese gran evento social y cultural!
Disfrútenla!
MUAK!!
Sonso